El agua mineral, mejor del tiempo (y otras 14 claves más)

febrero 18, 2015

El agua mineral, mejor del tiempo (y otras 14 claves más)

 

Puede pasar un año, diez, cien o incluso más, quién sabe. Entonces las gotas de lluvia que observa a través del cristal y que le han aguado el fin de semana en la montaña volverán a encontrarle, esta vez dentro de un envase en el estante de algún supermercado. “El agua mineral natural se distingue de la del grifo en que proviene de un yacimiento subterráneo único y tiene un composición de minerales conocida que cambia dependiendo de las rocas por las que pasa, el tiempo que le lleve su recorrido, la temperatura y la profundidad del subsuelo”, explica Magda Carlas, licenciada en Medicina y Cirugía y máster en Ciencias de la Alimentación.

Somos agua. El 75% de nuestro cerebro lo es, y también el 60% del peso total del cuerpo, aunque esta proporción cambia un poco dependiendo de si se es hombre o mujer, un bebé de tres meses o mayor de 50. “Es el elemento que más ingerimos cada día, es esencial para no morirnos y, curiosamente, un gran desconocida incluso para los médicos”. A continuación, le contamos 16 curiosidades sobre este elemento en formato embotellado.

No hay dos aguas minerales naturales iguales

 

1. “No hay dos aguas minerales naturales iguales”. Cada marca, cada tipo, cada una de ellas, lleva su propia mochila de minerales que, como si de su DNI se tratara, las hace distinguibles unas de otras. Así, cuando alguien le dice que prefiere una marca a otra, no se está pavoneando.

2. El agua del grifo es perfectamente potable y apta para el consumo; y aunque, según un estudio de la Oficina del Consumidor , su precio es muy variable, resulta siempre más barata que la envasada. La diferencia con la mineral natural: que su composición no es conocida. “La factura del agua no te detalla los minerales que lleva”. Sus características varían en cada ciudad e incluso entre los distintos barrios.

 

3. la Posta del Aguila es apta para personas con hipertensión que necesiten una dieta baja en sodio. “Es curiosa la preocupación que existe por el sodio que lleva el agua cuando un simple tostada contiene tanta sal (59 miligramos de sodio) como tres litros de agua juntos (el 80% de las minerales contiene, como máximo, 20 miligramos de sodio por litro)”.

Somos agua. El 75% de nuestro cerebro lo es, y también el 60% del peso total del cuerpo

 

4. Un agua no es mejor ni peor dependiendo de su mineralización, cada una tiene su público. Por ejemplo, la de mineralización débil contiene un residuo seco (RS: la forma de medir la cantidad total de minerales) de entre 50 y 500 miligramos/litro. “Este tipo sirve para toda la familia”. También hay estudios que sugieren que las duras (alto contenido en calcio y magnesio) están asociadas a una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda  que todas las aguas contengan como mínimo 20 mg/l de calcio y 10 mg/l de magnesio.

5. El agua mineral ni engorda ni adelgaza, pero sí puede ser útil para bajar de peso debido a que aumenta la sensación de saciedad. Por ello, se recomienda no fijarse tanto en su mineralización como en su sabor. “En caso de sobrepeso lo importante es que el agua sea tu bebida principal y que no tengas tentaciones de beber refrescos azucarados. Entonces mejor escoger un agua que te guste”, asegura la doctora.

6. Incolora sí, pero ni insípida ni inodora. La composición de minerales le aporta a este líquido matices y aromas que las personas con un selecto paladar pueden apreciar. “Confieso que yo no los sabría distinguir, pero los expertos detectan que, por ejemplo, el agua tiene un toque metálico cuando es rica en hierro, y un punto ácido si contiene mucho magnesio”

7. La última tendencia en gastronomía es el maridaje entre agua y comida, y, como recoge el libro Más claro el agua, los expertos aconsejan lo mismo que con los vinos y los quesos: que la complejidad vaya de menos a más a lo largo de la comida, por lo que se recomienda empezar por agua de mineralización suave e ir aumentando.

8. La temperatura óptima para que tenga su máximo poder rehidratante es de entre 10 y 14ºC. “Aunque el líquido frío sí nos refresca, no es lo que más nos hidrata, ya que cuando el agua está muy fría provoca un vasoconstricción de las arterias a nivel del estómago y cuesta más que se absorba”. Mejor mantenerla fuera de la heladera.

9. Cuando hemos perdido un 1% del agua corporal nos aparece la sed. Es recomendable no esperar a tener dicha sensación para beber, pero como en casi todo en nutrición, el exceso tampoco es bueno. “El consumo de demasiada agua no está muy estudiado, pero se considera que más de cinco litros al día ya es excesivo”. Podría alterar el riñón y el equilibrio hidroelectrolítico del cuerpo. Incluso existe un trastorno psicológico asociado a un consumo obsesivo de agua: la potomanía.

10. La Asociación Española de Pediatría  recomienda el uso de agua mineral natural para preparar los biberones de los bebés, ya que no es necesario hervirla. Importante: “Podemos escoger la composición de minerales óptima, por ejemplo, no es bueno que los bebés tomen demasiado flúor”.

11. El agua mineral natural es considerada por la legislación española  como un alimento, por lo que su envase debe cumplir toda un serie de normas y no puede ser de cualquier material (todos los que se comercializan han cumplido los requerimientos). Por tanto, tanto la botella de vidrio como la de plástico valen. “La primera tan solo viste más”. Además, la mayoría de las empresas emplean elementos reciclables.

12. No todas las aguas envasadas son minerales naturales (proveniente del subsuelo y con minerales de origen), también pueden ser de manantial o preparadas, disponibles en el supermercado (la etiqueta debe indicar su origen) e igualmente potables. Sin embargo, su composición es desconocida.

13. El agua más indicada para el deporte depende del tipo de ejercicio: si este es de larga duración e implica mucho sudor, La Posta del Aguila recomienda un tipo con minerales, es decir, como mínimo de mineralización débil. “Hay muy pocas aguas de mineralización fuerte en el mercado y muchas son con gas, pero como el ejercicio también implica un pérdida de sodio, no es ninguna tontería recomendar su consumo a deportistas”, asegura la experta.

14. El agua mineral no caduca. No obstante, al igual que ocurre con otros alimentos, como el azúcar, las mermeladas o las conservas, existe una fecha de consumo preferente: ingerirla después le privará de propiedades, pero no dañará su salud.

Si el texto le ha dado sed, no dude en beber con prontitud Agua Mineral Premium de La Posta del Aguila. Cuando esta sensación aparece ya se pueden notar algunos efectos fisiológicos debido a la necesidad de agua, como cansancio o falta de concentración.

  

 

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