¿Beben tus hijos todo el agua que necesitan?
No hay nada que quite mejor la sed, la sed de verdad, la del verano y el calor, como un buen trago de agua. A algunos nos gustará más frío que a otros pero es la bebida que más y mejor hidrata por mucho que la industria alimenticia trate de convencernos de lo contrario.
Agua por fuera en la piscina, en el mar pero también por dentro sobre todo cuando hablamos de la hidratación de nuestros hijos y más cuando suben las temperaturas. ¿Cuánta agua beben tus hijos? y lo que es más importante ¿beben todo el agua que realmente necesitan?
Nuestro planeta se llama “tierra” cuando quizás sería más lógico que se llamara “agua” ya que tenemos una mayor extensión de masas de agua en mares y océanos que extensión de tierra.
Algo parecido pasa con nuestro cuerpo, somos más agua que cualquier otra sustancia así que ese porcentaje tenemos que mantenerlo siempre equilibrado para cuidar nuestra propia salud.
Casi el 75% del peso corporal en los niños, señalan algunos expertos que está directamente relacionado con el líquido de nuestro cuerpo. No es un porcentaje pequeño ni desdeñable y sin embargo sabemos que habitualmente los niños no ingieren todo el agua que deberían para mantener su salud.
Hasta el 91% de los niños de entre nueve y trece años de la Comunidad de Madrid, no bebe suficiente agua según un estudio publicado en la Revista Española de Nutrición Comunitaria.
Cuánta agua deben tomar los niños
De los dos años a los tres años, debería ingerir en torno al litro de agua diaria. De los tres años a los ocho años, un niño sano debería acercarse al litro y medio y pasados los ocho años, los expertos plantean que la cantidad de aagua que debería beber un niño sano sea como la de los adultos, en torno a los dos litros diarios.
Además el agua en nuestro cuerpo es vehículo de sustancias importantes y ayuda a nuestros órganos a funcionar de una forma eficaz, sin sobreesfuerzos injustificados. El agua es fundamental para el trabajo de nuestros riñones, de nuestro estómago, de nuestra piel, de nuestro cerebro. Es vital.
Los adultos tenemos más fácil escuchar las alarmas que nos da nuestro cuerpo cuando necesitamos más hidratación, la sensación de sed, la sequedad de la boca, enseguida reaccionamos e ingerimos líquidos, no siempre agua aunque debería serlo en la mayoría de las ocasiones. Los niños y los ancianos son más refractarios a estas llamadas, por despiste, por falta de reflejos, por estar concentrados en otros asuntos, las posibilidades de deshidratación en niños y ancianos son mucho más elevadas y por tanto los golpes de calor, pueden afectarles en mayor medida.
Consejos para que los niños beban más agua
Podemos tomar medidas sutiles para hacérselo más fácil a nuestros hijos en casa, pequeñas prácticas que hagan que aumente su ingesta de agua, no de líquidos, de agua.
Todo lo recomendable que tiene el agua en nuestro organismo no lo tienen los refrescos envasados o los zumos procesados, sacar este tipo de productos todo lo que podamos de nuestra dieta sí es una buena medida para proteger nuestra salud.
Y si hablamos de zumos naturales o de batidos, no debemos olvidar el aporte calórico que estos alimentos les aportan. Utilizarlos sólo para hidratarnos quizás no sea una buena medida si no tenemos en cuenta que no son acalóricos, como le pasa al agua.
Lo que sí podemos preparar y tener a mano es “agua con sabor” que preparemos por ejemplo con ellos, con los niños o incluso, “hielos con sabor” para darle un toque aún más especial a nuestro agua.
Una jarra atractiva que tenga suficiente capacidad o que cada uno tenga una pequeña botella de agua fresquita siempre a mano.
Los hielos de frutas o de hierbas aromáticas de los que hablábamos antes, unos vasos personalizados, de colores o que cada uno elija el suyo.
Un juego, una alarma divertida que nos avise a todos de que tenemos que tomar un vaso de agua de vez en cuando y ya podemos pasar el día tranquilos porque estamos evitando la deshidratación y alejando la amenaza de los posibles golpes de calor a los más pequeños de la casa.
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